12 marzo 2007

De Como el Dilema del Prisionero Anula el Liberalismo Económico

Hace algún tiempo ya, mi compañero y amigo Brenes trató de aplicar el Dilema del Prisionero a un caso real (en este post). En resumen su conclusión fue que la situación no se ajustaba al Dilema, por lo que resultaba imposible su aplicación.

Un resultado negativo no significa el fracaso de un razonamiento. Pero el reto de encontrar casos cotidianos y de actualidad que se ajusten al problema resulta estimulante y divertido.

De aquí a un tiempo, me da por cavilar sobre los errores de previsión que cometió Adam Smith en sus postulados sobre el liberalismo económico. En su Riqueza de Las Naciones el filósofo escoces presentaba un sistema económico que consideraba beneficioso para toda la sociedad y cuya capacidad de autoregulación lo hacia perfectamente posible.

Es bastante obvio que los actuales sistemas neoliberales no benefician a todos. Y no me refiero solo a las grandes diferencias sociales, nacionales o internacionales. Los mecanismos más básícos del liberalismo económico, en los que, en teoria, residen sus beneficios, se anulan en numerosas ocasiones incluso para las clases media y alta.

Principalmente me ocupa la facilidad con la que las grandes empresas son capaces de impedir la libertad de mercado. Y, en este ensayo en particular, me centraré en el pacto de precios. O de como el Dilema del Prisionero anula el liberalismo económico.

Como ejemplo, retornando así a las pretensiones originales del post, tomemos las compañias españolas de telefonía movil. A los pocos meses de haber aumentado al unisono sus tarifas como contramedida a la ley que las obliga a facturar en segundos.

Independientemente de esta subida en comunión, no es ningún secreto que las diferencias de facturación entre las tres empresas son mínimas. Si una de ellas iniciara una campaña de reducción significativa de precios lo más probable es que su cuota de mercado aumentase como la espuma.

¿Como es posible que una multinacional renuncie de esa manera a un aumento sustancial de beneficios que, tal vez, le permitiese aplastar a sus competidoras? Esto resultaba impensable para Smith. Pero atendiendo al Dilema del Prisionero, la cosa pinta de otra manera:

Aunque en España existan tres compañías de telefonía móvil, aplicaremos el Dilema de la forma clásica, esto es, solo a dos, a las que llamaremos Movifon y Orastar. Extrapolarlo a las tres podría ser interesante y, tal vez, digno de otro post. Si alguien lo hace, que me envíe un correo para vincularlo desde aquí.

En primer lugar, hay que definir las posibilidades de las compañías:

  • Iniciar reducción significativa de precios.
  • Mantener los precios.

Ahora, es posible construir la matriz de posibilidades:

Movifone \ OrastarReducir Precios (Competir)Mantener Precios (Cooperar)
Reducir Precios (Competir)Competencia (Desenlace 1)Ventaja Movifone (Desenlace 2)
Mantener Precios (Cooperar)Ventaja Orastar (Desenlace 2)Inmovilismo (Desenlace 3)

Finalmente, el paso más complicado consiste en valorar cada uno de los desenlaces posibles:

Desenlace 1
si ambas empresas optan por iniciar campañas de reducción de precios, ninguna de las dos obtendrá de forma inmediata un aumento en su cota de mercado ni, por tanto, en sus beneficios. A cambio introducirán una inestabilidad en el sistema que las hará vulnerables a la entrada de terceras compañías. -1 punto para cada una, por listas.
Desenlaces 2
si una de las empresas inicia primero la reducción de tarifas es posible que obtenga una jugosa ventaja inicial en la carrera de la competencia. Y en los foros de la materia se suele oír que este tipo de ventajas son muchas veces decisivas. +3 puntos para la empresa con iniciativa y -3 para su rival.
Desenlace 3
si ambas empresas deciden mantener los precios, ninguna conseguirá un aumento repentino en su cuota de mercado ni, por tanto, en sus beneficios. Pero es bien sabido que las empresas de telefonía móvil tienen otras técnicas de mercado y, de todas formas, no parece que las cosas les vayan tan mal. +2 puntos para cada una.

En este punto, y si se aceptan los razonamientos precedentes para la ordenación de los desenlaces, aun pueden surgir dudas respecto a los criterios empleados para determinar el valor cuantitativo de cada puesto.

Otorgarle a la empresa emprendedora en los desenlaces 2 solo un punto más sobre los recibidos por cada empresa si cooperan (+3 contra +2) puede parecer subestimar los beneficios que supone aplastar a la competencia.

Coincido en que desbancar a la empresa rival es un beneficio enorme, el darles tan baja puntuación de victoria es una forma de expresar lo arriesgado de dichos desenlaces. No olvidemos que, a diferencia del Dilema del Prisionero original, aquí los resultados finales no están tan claros: incluso comenzando la campaña de reducción de precios primero que tu rival, puedes no conseguir una ganancia de mercado tan sustancial, con lo que al final el desenlace 2 se habría convertido en el desenlace 1.

A la vista de las previsiones y cálculos precedentes, parece bastante sensata las postura de las compañías de móviles de mantener tarifas similares. Incluso sin necesidad de que exista un pacto implícito. Los beneficios de actuar de la forma que esperaría el Liberalismo no son suficientemente grandes, o son demasiado arriesgados.

En conclusión. Salvo (más que probable) error, parece que una de las estrategias más eficaces que tienen las grandes compañías de salir beneficiadas a costa de los consumidores no es explotando los aspectos más competitivos y deshumanizados del liberalismo económico. Todo lo contrario. Se trata de desmantelar sus mecanismos a través de la cooperación.

¿A alguien se le ocurre un ejemplo cotidiano, real y actual en el que el Dilema del Prisionero sirve para bien (de todos)? Si es así y lo cuelga en su blog o similar, que me lo comente para enlazarlo desde aquí. Y lo mismo para cualquier adicción, refutación o análisis del presente ensayo.

Yo, de momento, os dejo con este distendido post sobre el tema de otro compañero y amigo. Que no todo van a ser malas noticias y análisis de mercado.

3 comentarios:

boronat dijo...

distendido amigo, aprecio que te hayas sumado a la fiebre del prisionero, es un vicio que no engancha porque no es fácil hacer un post coherente con este tema.

creo que le has hecho una buena aproximación, desde luego que con tres elementos en juego la complejidad sube exponencialmente.

este es un caso además en que los contendientes tienen básicamente las mismas recompensas, a diferencia de mis erasmus, las compañías de telecomunicaciones valoran por igual las recompensas.

¿cómo romper la situación de inmovilismo ? en realidad como usuarios nos da igual que haya inmovilismo o no, el problema es que las tarifas están altas. ¿dejamos que sea el libre mercado el que lo solucione? ¿o intervenimos desde el gobierno?

jeje, mira, pues no me voy a mojar.

Fer dijo...

Hombre... parece que hay más gente a la que le encanta esa "autoregulación" y cuando llegan empresas de fuera clama por el intervencionismo allá donde le escuchen.

http://www.elcomerciodigital.com/prensa/20070311/economia/multinacionales-dedican-fichar-personal_20070311.html

¿Mi opinión? En tu dilema del prisionero no entran en juego la explotación ni la podredumbre por exceso de pasta de los directivos, ni el malestar de los clientes o la calidad y cantidad de los servicios.

El Aprendiz dijo...

Muy interesante (y en mi opinión más didáctico y... mejor -- que raro queda decir más mejor -- que mi post) .

A mi el análisis me parece muy acertado y creo que la calidad de los servicios y el malestar de los clientes (por los precios o la calidad) sí que se tienen en cuenta, pero dentro del apartado de las recompensas de las empresas.

Y es ahí desde donde se puede desequilibrar el dilema del prisionero, distanciando más los desenlaces 2 y 3.

Y muy interesante también la reflexión de Boronat sobre el intervencionismo, pero creo que yo tampoco me voy a mojar, porque no sé como hacerlo.