19 marzo 2007

L’Ultima Notte del Condannato Vitriolo

ACTO IV

Cuadro 8º

En escena, Vitriolo languidece en el cepo. Las cuerdas, con protagonismo del violín, evocan su tristeza. Al amanecer se consumará su sentencia de muerte, lo que el amante teme suponga un inconveniente para su relación con Mariana.

- Vitriolo:
Prendido me hallo. Más no es mi vida lo que celo.
Sino de Mariana sus besos. De su pecho su calor.
Que prefiero mil infiernos a esta noche de agonía.
Sabiendo que al amanecer, he de perder su sonrisa.
Recuerdo con nitidez, y cada recuerdo es tortura.
Como aquella noche tan pura, no fue esa su postura.

Aparece la flauta anunciando la entrada de Mariana. La doncella se muestra azorada, por razones obvias, y desesperada cae a los pies de su amado cautivo:

- Mariana (pasa sí):
¡Oh, destino cruel que te llevas a mi amado!
- Vitriolo:
Más si me liberases podría seguir a tu lado...
- Mariana (para sí):
¿Por que a él que es de virtudes dechado?
- Vitriolo:
Me halagas más si pudieras echarme una mano...
- Mariana (para sí):
¡Valiente cual león! ¡Sin miedo a la muerte!
- Vitriolo:
Bueno, miedo no. Respetillo...
- Mariana (para sí):
¡Noble cual hidalgo viejo! ¡De rancio abolengo!
- Vitriolo:
Yo también me estoy acordando de tus muertos...
- Mariana (para sí):
¡Y guerrero incansable! ¡Jinete consumado!
- Vitriolo:
Me alegra ver que no lo habéis olvidado.
- Mariana (para sí):
¡Con larga lanza enbiste como toro!
- Vitriolo:
¡Si es que uno esta hecho todo un mozo!
- Mariana (para sí):
¡Y regresa al combate con fuerzas renovadas!
- Vitriolo:
Siempre digo que mejor más de una estocada.
- Mariana (para sí):
¡Hasta dejar al caballero enemigo exhausto!
- Vitriolo:
¡Oye que de caballeros yo no he probado!
- Mariana (para sí):
¡Por la diestra y por la siniestra!
¡Por delante y por detrás!
- Vitriolo:
Mira, mejor no sigas más.
- Mariana (para sí):
¡Casto y puro caballero Cristiano!
- Vitriolo:
¡Mariana, me cago en San Cipriano!

Mariana sale de su ensimismamiento ante el melancólico lamento de Vitriolo. El violonchelo toma protagonismo mientras el resto de instrumentos se apartan respetuosamente ante la entrada de La Muerte:

- La Muerte:
Ni amor ni virtudes os apartarán de mi.
Soy el mar al que todo río llega al fin.
- Vitriolo:
Amor o virtudes no se, tendríais que verme correr.
- Mariana:
Guardaos para el diablo vuestra lírica nefasta.
Tan noble caballero muere sin dar importancia.
- La Muerte:
No discuto su nobleza, ni vengo a dispensarme.
Ante muerte tan injusta, un último deseo a darle.
- Vitriolo:
Como bien dice Mariana, me doy poca importancia.
Tanto que no deseo haceros perder toda la mañana.
Liberadme del yugo que me retiene cautivo,
Y por mi no os ocupéis en al menos medio siglo.
- Mariana:
Ya habéis oído, muerte impasible, sus palabras de amor.
Ante cualquier deseo elige conmigo una última reunión.
- Vitriolo:
¡Me cago en el copón!
- La Muerte:
Aunque no tengo corazón, me conmueve vuestra pasión.
Sea pues lo que habéis pedido. Vuestra es la ocasión.

El chelo pierde protagonismo progresivamente mientras La Muerte se aparta hacia el fondo de la escena. Rápidamente la flauta crece en importancia desbancando a las cuerdas remanentes. Mariana se acerca henchida de amor hacia Vitriolo que la aguarda con cara de pocos amigos.

- Mariana:
¡Vivamos este momento intensamente, amado!
¡Olvidemos el presente, el futuro y el pasado!
- Vitriolo:
Fácil es decirlo cuando soy yo el que se va al foso.
Aunque dentro de lo malo echaremos un buen relación carnal.

El viento metal entra con fuerza al ritmo de "Paquito el Chocolatero" mientras Mariana comienza a desatarse el vestido. La Muerte puede adelantarse hacia el público e instarles a seguir el ritmo con palmadas y gritos secos y ostentosos --¡Eh! ¡Eh! Etc--.

NOTA: revisar esta parta antes de la representación ante Su Santidad.

Cuando Mariana este llegando a las últimas lanzadas, los metales callan repentinamente. Son sustituidos por un ritmo militar de la percusión sobre la que el viento madera ofrece una melodía de corte clerical. A este ritmo entran el Arzobispo Velázquez, el Conde Lorenzo y el paje de Su Eminencia, Montessori.

- Arzobispo:
Veanlo Dios y hombres que aun guardaban duda.
Incluso en cautiverio, cometiendo acción impura.
- Conde:
¡Y con mi propia hija! Doncella inocente y pura.
- Vitriolo (para si):
Más que inocente yo diría que es una buena meretriz.
- Mariana:
¡Padre cometéis gran atropello!
¡Vitriolo es noble hidalgo! ¡Vitriolo es hombre bueno!
- Conde:
Engañado os ha, aprovechando vuestra candidez.
¿A caso ignoráis que del Arzobispo hablo soez?
- Mariana:
¿Es eso cierto amado mio? ¿Habéis faltado al Arzobispo?
- Montessori:
Cierto es y yo lo suscribo. Tan cierto como lo he oído.
Que sin excusa ni razón, el nombre de su Eminencia
Con las gónadas mezcló, sin mostrar ninguna clemencia.
- Vitriolo:
¿No era suficiente razón que de su caballo la pezuña
tendido yo en el suelo, estuviera sobre mis turmas?
Le pedí con educación, en atención a sus blasones,
que por favor dejará de aplastarme los adminículos.
- Conde:
¡Delincuente y pecador, sin cabeza estará mejor!
Y tu casada con Montessori, que es buena relación.
- Montessori:
Joven sin deshojar. En mi lecho habréis de despertar.
- Vitriolo (entre carcajadas):
¡Esa si que es buena, pero que risa que me da!
- Conde:
Y el Arzobispo os unirá, cuando le proponga Cardenal.
- Vitriolo:
A uno nombran Cardenal, por pisarme la entrepierna.
Al otro, por chivato, le casan con la condesa.
Y yo que lo único que hice fue expresar posición,
Para que ellos ganen me llevan al paredón.

Todos los instrumentos callan salvo un redoble de percusión que anuncia la ejecución. Suena el teclado con la música de apertura de los informativos. El Escribano Sarracino aparece en escena:

- Sarracino (al público):
Por orden condal, a Vitriolo van a ejecutar.
Aunque no esta claro que se le pueda culpar.
Pues únicamente se prestó atención
a lo que Montessori dijo como versión.
- Conde (como para si, pero en alta voz):
Pareceme que es propicio el día para una ejecución.
Igual quiere el Altísimo que en su lugar haya dos.
- Sarracino (continuando donde lo dejó):
Y siendo Montessori hombre tan bien relacionado.
¿Como dudar nosotros de lo que ha declarado?

Un fuerte y prolongado rasgueo de violonchelo hace callar a los tambores. La Muerte regresa al centro de la escena:

- La Muerte:
Quien gana o quien pierde me es indiferente.
Al final todos acabareis ante La Muerte --golpe de timbales--.
Pero una promesa he hecho, por un final injusto
Y nadie en este mundo habrá de evitar el asunto.
Vitriolo y Mariana, como prometí a la susodicha,
tendrán, antes de la ejecución, su grato momento de dicha.
- Mariana (entre suspiros):
Gran sacrificio sera este.
Sea por hacerte justa muerte.
- Vitriolo:
Ya ven señores, me encantaría seguir charlando,
Pero entre manos tengo un asunto de mucho tacto.
- Conde:
No mientras corra por mis venas sangre de Los Lorenzo.
- Arzobispo:
No mientras defienda yo, del Señor sus mandamientos.
- Montessori:
No me jodan señores. Menos palabras y más movimiento.
- Arzobispo:
Llamad Montessori a vuestros compañeros del Convento.
- Vitriolo:
Más el Señor no tolera la violencia.
- Arzobispo:
Descuidad, luego yo los absuelvo.

La orquesta calla. El coro comienza a entonar un himno gregoriano. Tras los primeros compases, entran el bajo y la guitarra eléctricos sucesivamente, con ritmo y melodía de "gothic heavy". Los monjes del Convento entran en el escenario con gafas de sol y las manos en las mangas y se colocan detrás de Montessori quien observa arrogantemente a La Muerte con los brazos cruzados.

- La Muerte:
Ricos y pobres; fuertes y débiles; Cristianos y moros...
- Vitriolo:
Tía, dejate de poesía que te van a dejar echa unos zorros.

La Muerte chasquea los dedos. Tanto los instrumentos eléctricos como el coro callan ante el súbito golpe de música eléctrica. El DJ scratchea los discos mientras en escena aparecen un grupo de raperos en descomposición:

- Arzobispo:
¡Vade retro! ¡Belcebú nos envía raperos!
- Zombies (rimando):
¡Somos peor que raperos,
Somos zombies hip-hoperos!
- Montessori:
¿Son estas criaturas de Vitriolo aliadas?
¡Nada que no podamos exorcizar a patadas!
- Zombies (rimando):
¡Menuda panda de chaperos!
¡Id soltando los cerebros!

La orquesta comienza "fortissimo de flipare" con la pieza final acompañada por el coro, los instrumentos eléctricos y el DJ. Los monjes sacan nunchakus, sais y otras armas orientales de las mangas y se lanzan contra los zombies que cargan contra ellos con gesto voraz.

En medio del escenario se entabla una lucha a vida y no-muerte mientras las luces de discoteca, los lasers y la niebla artificial comienzan a llenar el auditorio.

NOTA: de ser posible, una bola de espejos gigante debe bajar rodando por el pasillo central entre las butacas.

El Conde Lorenzo, el Arzobispo Velázquez, Montessori, La Muerte y Sarracino se mantienen prudentemente alejados del tumulto y por tanto del centro de la escena y del cepo de Vitriolo.

Mariana aprovecha para liberarle y juntos hacen mutis por un extremo. Gradualmente, el acompañamiento musical va revirtiendo hacia "Paquito el Chocolatero" mientras el Conde, el Arzobispo, Montessori y Sarracino miran totalmente asombrados fuera del escenario, al lado por el que salieron Vitriolo y Mariana. La Muerte se adelanta majestuosamente al centro del escenario.

- La Muerte:
Disfruta bien Vitriolo, de lo último que has deseado.
Pues igual de implacable soy para cazar al condenado.

NOTA: casi mejor dejar correr la representación ante Su Santidad. Pensar una excusa.

12 marzo 2007

De Como el Dilema del Prisionero Anula el Liberalismo Económico

Hace algún tiempo ya, mi compañero y amigo Brenes trató de aplicar el Dilema del Prisionero a un caso real (en este post). En resumen su conclusión fue que la situación no se ajustaba al Dilema, por lo que resultaba imposible su aplicación.

Un resultado negativo no significa el fracaso de un razonamiento. Pero el reto de encontrar casos cotidianos y de actualidad que se ajusten al problema resulta estimulante y divertido.

De aquí a un tiempo, me da por cavilar sobre los errores de previsión que cometió Adam Smith en sus postulados sobre el liberalismo económico. En su Riqueza de Las Naciones el filósofo escoces presentaba un sistema económico que consideraba beneficioso para toda la sociedad y cuya capacidad de autoregulación lo hacia perfectamente posible.

Es bastante obvio que los actuales sistemas neoliberales no benefician a todos. Y no me refiero solo a las grandes diferencias sociales, nacionales o internacionales. Los mecanismos más básícos del liberalismo económico, en los que, en teoria, residen sus beneficios, se anulan en numerosas ocasiones incluso para las clases media y alta.

Principalmente me ocupa la facilidad con la que las grandes empresas son capaces de impedir la libertad de mercado. Y, en este ensayo en particular, me centraré en el pacto de precios. O de como el Dilema del Prisionero anula el liberalismo económico.

Como ejemplo, retornando así a las pretensiones originales del post, tomemos las compañias españolas de telefonía movil. A los pocos meses de haber aumentado al unisono sus tarifas como contramedida a la ley que las obliga a facturar en segundos.

Independientemente de esta subida en comunión, no es ningún secreto que las diferencias de facturación entre las tres empresas son mínimas. Si una de ellas iniciara una campaña de reducción significativa de precios lo más probable es que su cuota de mercado aumentase como la espuma.

¿Como es posible que una multinacional renuncie de esa manera a un aumento sustancial de beneficios que, tal vez, le permitiese aplastar a sus competidoras? Esto resultaba impensable para Smith. Pero atendiendo al Dilema del Prisionero, la cosa pinta de otra manera:

Aunque en España existan tres compañías de telefonía móvil, aplicaremos el Dilema de la forma clásica, esto es, solo a dos, a las que llamaremos Movifon y Orastar. Extrapolarlo a las tres podría ser interesante y, tal vez, digno de otro post. Si alguien lo hace, que me envíe un correo para vincularlo desde aquí.

En primer lugar, hay que definir las posibilidades de las compañías:

  • Iniciar reducción significativa de precios.
  • Mantener los precios.

Ahora, es posible construir la matriz de posibilidades:

Movifone \ OrastarReducir Precios (Competir)Mantener Precios (Cooperar)
Reducir Precios (Competir)Competencia (Desenlace 1)Ventaja Movifone (Desenlace 2)
Mantener Precios (Cooperar)Ventaja Orastar (Desenlace 2)Inmovilismo (Desenlace 3)

Finalmente, el paso más complicado consiste en valorar cada uno de los desenlaces posibles:

Desenlace 1
si ambas empresas optan por iniciar campañas de reducción de precios, ninguna de las dos obtendrá de forma inmediata un aumento en su cota de mercado ni, por tanto, en sus beneficios. A cambio introducirán una inestabilidad en el sistema que las hará vulnerables a la entrada de terceras compañías. -1 punto para cada una, por listas.
Desenlaces 2
si una de las empresas inicia primero la reducción de tarifas es posible que obtenga una jugosa ventaja inicial en la carrera de la competencia. Y en los foros de la materia se suele oír que este tipo de ventajas son muchas veces decisivas. +3 puntos para la empresa con iniciativa y -3 para su rival.
Desenlace 3
si ambas empresas deciden mantener los precios, ninguna conseguirá un aumento repentino en su cuota de mercado ni, por tanto, en sus beneficios. Pero es bien sabido que las empresas de telefonía móvil tienen otras técnicas de mercado y, de todas formas, no parece que las cosas les vayan tan mal. +2 puntos para cada una.

En este punto, y si se aceptan los razonamientos precedentes para la ordenación de los desenlaces, aun pueden surgir dudas respecto a los criterios empleados para determinar el valor cuantitativo de cada puesto.

Otorgarle a la empresa emprendedora en los desenlaces 2 solo un punto más sobre los recibidos por cada empresa si cooperan (+3 contra +2) puede parecer subestimar los beneficios que supone aplastar a la competencia.

Coincido en que desbancar a la empresa rival es un beneficio enorme, el darles tan baja puntuación de victoria es una forma de expresar lo arriesgado de dichos desenlaces. No olvidemos que, a diferencia del Dilema del Prisionero original, aquí los resultados finales no están tan claros: incluso comenzando la campaña de reducción de precios primero que tu rival, puedes no conseguir una ganancia de mercado tan sustancial, con lo que al final el desenlace 2 se habría convertido en el desenlace 1.

A la vista de las previsiones y cálculos precedentes, parece bastante sensata las postura de las compañías de móviles de mantener tarifas similares. Incluso sin necesidad de que exista un pacto implícito. Los beneficios de actuar de la forma que esperaría el Liberalismo no son suficientemente grandes, o son demasiado arriesgados.

En conclusión. Salvo (más que probable) error, parece que una de las estrategias más eficaces que tienen las grandes compañías de salir beneficiadas a costa de los consumidores no es explotando los aspectos más competitivos y deshumanizados del liberalismo económico. Todo lo contrario. Se trata de desmantelar sus mecanismos a través de la cooperación.

¿A alguien se le ocurre un ejemplo cotidiano, real y actual en el que el Dilema del Prisionero sirve para bien (de todos)? Si es así y lo cuelga en su blog o similar, que me lo comente para enlazarlo desde aquí. Y lo mismo para cualquier adicción, refutación o análisis del presente ensayo.

Yo, de momento, os dejo con este distendido post sobre el tema de otro compañero y amigo. Que no todo van a ser malas noticias y análisis de mercado.