ACTO IV
Cuadro 8º
En escena, Vitriolo languidece en el cepo. Las cuerdas, con protagonismo del violín, evocan su tristeza. Al amanecer se consumará su sentencia de muerte, lo que el amante teme suponga un inconveniente para su relación con Mariana.
- Vitriolo:
Prendido me hallo. Más no es mi vida lo que celo.
Sino de Mariana sus besos. De su pecho su calor.
Que prefiero mil infiernos a esta noche de agonía.
Sabiendo que al amanecer, he de perder su sonrisa.
Recuerdo con nitidez, y cada recuerdo es tortura.
Como aquella noche tan pura, no fue esa su postura.
Aparece la flauta anunciando la entrada de Mariana. La doncella se muestra azorada, por razones obvias, y desesperada cae a los pies de su amado cautivo:
- Mariana (pasa sí):
¡Oh, destino cruel que te llevas a mi amado!
- Vitriolo:
Más si me liberases podría seguir a tu lado...
- Mariana (para sí):
¿Por que a él que es de virtudes dechado?
- Vitriolo:
Me halagas más si pudieras echarme una mano...
- Mariana (para sí):
¡Valiente cual león! ¡Sin miedo a la muerte!
- Vitriolo:
Bueno, miedo no. Respetillo...
- Mariana (para sí):
¡Noble cual hidalgo viejo! ¡De rancio abolengo!
- Vitriolo:
Yo también me estoy acordando de tus muertos...
- Mariana (para sí):
¡Y guerrero incansable! ¡Jinete consumado!
- Vitriolo:
Me alegra ver que no lo habéis olvidado.
- Mariana (para sí):
¡Con larga lanza enbiste como toro!
- Vitriolo:
¡Si es que uno esta hecho todo un mozo!
- Mariana (para sí):
¡Y regresa al combate con fuerzas renovadas!
- Vitriolo:
Siempre digo que mejor más de una estocada.
- Mariana (para sí):
¡Hasta dejar al caballero enemigo exhausto!
- Vitriolo:
¡Oye que de caballeros yo no he probado!
- Mariana (para sí):
¡Por la diestra y por la siniestra!
¡Por delante y por detrás!
- Vitriolo:
Mira, mejor no sigas más.
- Mariana (para sí):
¡Casto y puro caballero Cristiano!
- Vitriolo:
¡Mariana, me cago en San Cipriano!
Mariana sale de su ensimismamiento ante el melancólico lamento de Vitriolo. El violonchelo toma protagonismo mientras el resto de instrumentos se apartan respetuosamente ante la entrada de La Muerte:
- La Muerte:
Ni amor ni virtudes os apartarán de mi.
Soy el mar al que todo río llega al fin.
- Vitriolo:
Amor o virtudes no se, tendríais que verme correr.
- Mariana:
Guardaos para el diablo vuestra lírica nefasta.
Tan noble caballero muere sin dar importancia.
- La Muerte:
No discuto su nobleza, ni vengo a dispensarme.
Ante muerte tan injusta, un último deseo a darle.
- Vitriolo:
Como bien dice Mariana, me doy poca importancia.
Tanto que no deseo haceros perder toda la mañana.
Liberadme del yugo que me retiene cautivo,
Y por mi no os ocupéis en al menos medio siglo.
- Mariana:
Ya habéis oído, muerte impasible, sus palabras de amor.
Ante cualquier deseo elige conmigo una última reunión.
- Vitriolo:
¡Me cago en el copón!
- La Muerte:
Aunque no tengo corazón, me conmueve vuestra pasión.
Sea pues lo que habéis pedido. Vuestra es la ocasión.
El chelo pierde protagonismo progresivamente mientras La Muerte se aparta hacia el fondo de la escena. Rápidamente la flauta crece en importancia desbancando a las cuerdas remanentes. Mariana se acerca henchida de amor hacia Vitriolo que la aguarda con cara de pocos amigos.
- Mariana:
¡Vivamos este momento intensamente, amado!
¡Olvidemos el presente, el futuro y el pasado!
- Vitriolo:
Fácil es decirlo cuando soy yo el que se va al foso.
Aunque dentro de lo malo echaremos un buen relación carnal.
El viento metal entra con fuerza al ritmo de "Paquito el Chocolatero" mientras Mariana comienza a desatarse el vestido. La Muerte puede adelantarse hacia el público e instarles a seguir el ritmo con palmadas y gritos secos y ostentosos --¡Eh! ¡Eh! Etc--.
NOTA: revisar esta parta antes de la representación ante Su Santidad.
Cuando Mariana este llegando a las últimas lanzadas, los metales callan repentinamente. Son sustituidos por un ritmo militar de la percusión sobre la que el viento madera ofrece una melodía de corte clerical. A este ritmo entran el Arzobispo Velázquez, el Conde Lorenzo y el paje de Su Eminencia, Montessori.
- Arzobispo:
Veanlo Dios y hombres que aun guardaban duda.
Incluso en cautiverio, cometiendo acción impura.
- Conde:
¡Y con mi propia hija! Doncella inocente y pura.
- Vitriolo (para si):
Más que inocente yo diría que es una buena meretriz.
- Mariana:
¡Padre cometéis gran atropello!
¡Vitriolo es noble hidalgo! ¡Vitriolo es hombre bueno!
- Conde:
Engañado os ha, aprovechando vuestra candidez.
¿A caso ignoráis que del Arzobispo hablo soez?
- Mariana:
¿Es eso cierto amado mio? ¿Habéis faltado al Arzobispo?
- Montessori:
Cierto es y yo lo suscribo. Tan cierto como lo he oído.
Que sin excusa ni razón, el nombre de su Eminencia
Con las gónadas mezcló, sin mostrar ninguna clemencia.
- Vitriolo:
¿No era suficiente razón que de su caballo la pezuña
tendido yo en el suelo, estuviera sobre mis turmas?
Le pedí con educación, en atención a sus blasones,
que por favor dejará de aplastarme los adminículos.
- Conde:
¡Delincuente y pecador, sin cabeza estará mejor!
Y tu casada con Montessori, que es buena relación.
- Montessori:
Joven sin deshojar. En mi lecho habréis de despertar.
- Vitriolo (entre carcajadas):
¡Esa si que es buena, pero que risa que me da!
- Conde:
Y el Arzobispo os unirá, cuando le proponga Cardenal.
- Vitriolo:
A uno nombran Cardenal, por pisarme la entrepierna.
Al otro, por chivato, le casan con la condesa.
Y yo que lo único que hice fue expresar posición,
Para que ellos ganen me llevan al paredón.
Todos los instrumentos callan salvo un redoble de percusión que anuncia la ejecución. Suena el teclado con la música de apertura de los informativos. El Escribano Sarracino aparece en escena:
- Sarracino (al público):
Por orden condal, a Vitriolo van a ejecutar.
Aunque no esta claro que se le pueda culpar.
Pues únicamente se prestó atención
a lo que Montessori dijo como versión.
- Conde (como para si, pero en alta voz):
Pareceme que es propicio el día para una ejecución.
Igual quiere el Altísimo que en su lugar haya dos.
- Sarracino (continuando donde lo dejó):
Y siendo Montessori hombre tan bien relacionado.
¿Como dudar nosotros de lo que ha declarado?
Un fuerte y prolongado rasgueo de violonchelo hace callar a los tambores. La Muerte regresa al centro de la escena:
- La Muerte:
Quien gana o quien pierde me es indiferente.
Al final todos acabareis ante La Muerte --golpe de timbales--.
Pero una promesa he hecho, por un final injusto
Y nadie en este mundo habrá de evitar el asunto.
Vitriolo y Mariana, como prometí a la susodicha,
tendrán, antes de la ejecución, su grato momento de dicha.
- Mariana (entre suspiros):
Gran sacrificio sera este.
Sea por hacerte justa muerte.
- Vitriolo:
Ya ven señores, me encantaría seguir charlando,
Pero entre manos tengo un asunto de mucho tacto.
- Conde:
No mientras corra por mis venas sangre de Los Lorenzo.
- Arzobispo:
No mientras defienda yo, del Señor sus mandamientos.
- Montessori:
No me jodan señores. Menos palabras y más movimiento.
- Arzobispo:
Llamad Montessori a vuestros compañeros del Convento.
- Vitriolo:
Más el Señor no tolera la violencia.
- Arzobispo:
Descuidad, luego yo los absuelvo.
La orquesta calla. El coro comienza a entonar un himno gregoriano. Tras los primeros compases, entran el bajo y la guitarra eléctricos sucesivamente, con ritmo y melodía de "gothic heavy". Los monjes del Convento entran en el escenario con gafas de sol y las manos en las mangas y se colocan detrás de Montessori quien observa arrogantemente a La Muerte con los brazos cruzados.
- La Muerte:
Ricos y pobres; fuertes y débiles; Cristianos y moros...
- Vitriolo:
Tía, dejate de poesía que te van a dejar echa unos zorros.
La Muerte chasquea los dedos. Tanto los instrumentos eléctricos como el coro callan ante el súbito golpe de música eléctrica. El DJ scratchea los discos mientras en escena aparecen un grupo de raperos en descomposición:
- Arzobispo:
¡Vade retro! ¡Belcebú nos envía raperos!
- Zombies (rimando):
¡Somos peor que raperos,
Somos zombies hip-hoperos!
- Montessori:
¿Son estas criaturas de Vitriolo aliadas?
¡Nada que no podamos exorcizar a patadas!
- Zombies (rimando):
¡Menuda panda de chaperos!
¡Id soltando los cerebros!
La orquesta comienza "fortissimo de flipare" con la pieza final acompañada por el coro, los instrumentos eléctricos y el DJ. Los monjes sacan nunchakus, sais y otras armas orientales de las mangas y se lanzan contra los zombies que cargan contra ellos con gesto voraz.
En medio del escenario se entabla una lucha a vida y no-muerte mientras las luces de discoteca, los lasers y la niebla artificial comienzan a llenar el auditorio.
NOTA: de ser posible, una bola de espejos gigante debe bajar rodando por el pasillo central entre las butacas.
El Conde Lorenzo, el Arzobispo Velázquez, Montessori, La Muerte y Sarracino se mantienen prudentemente alejados del tumulto y por tanto del centro de la escena y del cepo de Vitriolo.
Mariana aprovecha para liberarle y juntos hacen mutis por un extremo. Gradualmente, el acompañamiento musical va revirtiendo hacia "Paquito el Chocolatero" mientras el Conde, el Arzobispo, Montessori y Sarracino miran totalmente asombrados fuera del escenario, al lado por el que salieron Vitriolo y Mariana. La Muerte se adelanta majestuosamente al centro del escenario.
- La Muerte:
Disfruta bien Vitriolo, de lo último que has deseado.
Pues igual de implacable soy para cazar al condenado.
NOTA: casi mejor dejar correr la representación ante Su Santidad. Pensar una excusa.
4 comentarios:
Lo de los versos es complicado, pero la escenografía me parece digna de ver.
"Nada que no podamos exorcizar a patadas"... Esa frase también es digna de cita. La idea se usa mucho en política cuando uno está en la oposición y tal situación no le gusta.
Por cierto:
Prendido me hayo -> hallo
enviste -> embiste
elije -> elige
No toméis a mal, Rodrigo, en demasía
estas necias y pedantes pequeñeces;
nunca falta un pedante, necio a veces,
que os importune con la ortografía.
Nunca es necio quien corrige por ilustrar.
Sino quien desoye estas correcciones.
Habiendo aplicado vuestras revisiones
de mi agradecimiento no debéis dudar.
Más si algo me pica de vuestras acciones,
con la ortografía no se puede juntar,
y es que precisamente en este lugar
derroten a mis versos vuestras canciones.
Ehm... sí... ¿cómo era?... las rosas son rojas... eh... abril es el mes más cruel... bueno, yo me abstengo.
Que me ha gustado
Sinceramente le digo
que la cosa me ha gustado,
y además me ha sorprendido
cómo todo ha degenerado
Muy interesante, los primeros versos (hasta la aparición de la muerte) me recordaban mucho al sketch de Les Luthiers del trovador (en la forma de hacer los chistes, no en el contenido)
Interesante e inesperado final :p.
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